En 5º año de orientación CS. SOCIALES del Liceo Departamental Osimani y Llerena de Salto,para la asignatura HISTORIA ,estamos convencidos que la verdadera participación se logra haciendo y proponiendo, también aprendiendo y construyendo colaborativamente. Así decimos, que hemos incorporado nuevas estrategias didácticas que deseamos compartir.
jueves, 27 de septiembre de 2012
Siéntase minero por un día -
13 de feb de 2011
Un yacimiento de carbón en Lota, Chile, ofrece a los turistas la oportunidad de sentir cómo trabajaban los obreros bajo tierra, o creerse los héroes de Copiapó.
El año pasado, el rescate de 33 mineros en Copiapó, Chile, mantuvo en vilo al mundo. Más allá del final feliz, que muchos no hesitaron en calificar de milagroso, ese episodio dejó en evidencia lo que para muchos era totalmente ajeno: la crudeza de las condiciones de trabajo en las minas. Crudo y redituable, ya que también se le está explotando una veta turística a esa realidad.
¿Quiere ser minero por un día (o por un rato? ¿Quiere saber qué es lo que se siente estar en las profundidades de la tierra? La vieja mina Chiflón del Diablo, en Lota, una ciudad costera de 50 mil habitantes ubicada en el centro-sur de Chile, ofrece a los turistas vivir esa experiencia. En una cápsula metálica, y en grupos de a cinco, los visitantes descienden hasta 50 metros.
El descenso es silencioso y oscuro y dura un minuto. El ambiente es frío y húmedo. Los visitantes portan un casco y una batería ligada a un cinturón que les permite alimentar la linterna.
El Chiflón del Diablo es un nombre tenebroso. La mina fue bautizada así por el sonido que hacía el viento cuando entraba en las galerías. Trabajar ahí era sumamente difícil. Los túneles están apuntalados con arcos de madera.
Se observa la veta de carbón y también los pequeños espacios donde los mineros hacían la pausa para comer. Aún está el baño, improvisado en un recoveco, con bidones y cal viva.
Roberto Rojas - "tocayo" del histórico arquero de la selección chilena de fútbol- hasta hace una década fue minero. Hoy es guía turístico. Señala a los paseantes (entre los que hay lugareños, santiaguinos y hasta alemanes) una jaula oxidada. Ahí siempre había un pajarito. Su función no era meramente doméstica: estaba ahí para salvarle la vida a los obreros, y lo hacía a costa de su propia existencia. Su función era detectar el "grisú", el gas metano, inodoro y mortífero. "Cuando el pájaro se moría, se gritaba `¡grisú!` y todo el mundo corría para arriba", relata Rojas.
Este obrero lleva en la mano un metanómetro, la versión moderna del pajarito.
Amor. Del Chiflón del Diablo se extrajo carbón desde 1884 hasta 1997. En ese año, el gobierno clausuró el yacimiento ya que no eran rentables.
"Quien entraba a la mina aprendía a amarla", asegura Rojas. Y ese amor podía empezar en la infancia. Según cuenta, los hijos de los mineros ya podían comenzar a trabajar al cumplir los ocho años. Se los amarraba con cuerdas a la galería para que se acostumbraran a la oscuridad y no intentaran escapar hacia la superficie.
La experiencia final del recorrido es sobrecogedora. Rojas le pide a los turistas que apaguen sus linternas. Están a cincuenta metros bajo la superficie. Se siente frío y congoja. Está muy húmedo, muy oscuro, muy claustrofóbico. Masiel Soto, una visitante, lo experimenta particularmente. "No sabía que era tan duro". Su padre fue minero, y recién abandonó los yacimientos de carbón cuando perdió los dedos de una mano en un accidente laboral.
El Chiflón del Diario permaneció abierto durante 113 años. Al momento de su cierre, el 16 de abril de 1997, todavía había 3.000 mineros trabajando en sus entrañas. Como si fuera una maldición, hoy Lota es la ciudad con mayor tasa de desempleo en Chile: 17,4% el año pasado. Hay quien asegura que todavía queda carbón como para quinientos años. en base a afp
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